“Si, si, ella nos acompaña mañana al programa de radio sin ningún problema, es una de las profesoras del Colegio Eucarístico donde soy el capellán y nos puede contar sobre el trabajo que viene realizando, vas a ver que es una persona especial”, me dijo por teléfono el padre Humberto Contreras.
El calor de la ciudad amurallada era más abrazador ese día, caminar al medio día por sus calles coloniales era sofocante, más aún, cuando no había asomo de brisa ni lluvia, ¡claro! es la época del año, sin embargo se sentía en el ambiente la alegría de nuestra gente costeña, que prepara como es costumbre cada 16 de julio, la Fiesta de la Virgen del Carmen.
En la Emisora Minuto de Dios esperábamos a los invitados del programa “Iglesia soy”, un espacio dedicado a contar las experiencias del trabajo pastoral de las diferentes parroquias y grupos de la Arquidiócesis, encarnadas en aquellas personas que dedican parte de su vida y su tiempo a evangelizar.
Por fin llegan al tercer piso del céntrico edificio de la Parroquia Santo Toribio, el padre Humberto con su sonrisa característica me saluda y me presenta a Karina Rojas, una mujer alegre que aceptó contar su historia de vida al filo de las dos de la tarde.
Su infancia fue difícil y hasta dolorosa, el rechazo de sus compañeros de estudio y de sus vecinos, fue contrarrestado con el inmenso amor y dedicación de sus padres y hermanos, quienes le inculcaron valores, principios y sobre todo el deseo de superación. Su constante lucha la convirtió en una mujer inteligente, espiritual, cariñosa, servicial, finalizó su secundaria y después se graduó como licenciada en preescolar.
Ahora como profesora del Colegio se convierte en orientadora de ética, religión, canta, toca el piano, organiza las misas, fundadora del grupo juvenil, comparte sus horas en medio de consejos, risas y el cariño que le brindan sus alumnas, muchas de ellas superan su pequeña estatura, ya que sufre de enanismo.
Hoy además de educadora es una gran predicadora nacional e internacional y escritora, su labor dedicada a dar un gran testimonio de la obra de Dios en su vida, motiva a los asistentes de sus conferencias a superar toda clase de obstáculos y quedan con la esperanza de encontrar una luz en el camino para salir adelante con la ayuda del “Amigazo” como ella misma dice cuando habla de Jesús.
Esta entrevista fue una de las más edificantes en mi vida, me mostró que no hay nada imposible para quien cree, que si hay voluntad, acompañamiento, autoestima, motivación y fe se puede superar cualquier situación personal, moral, espiritual o física. Al final le di gracias a Dios y al Padre Humberto porque a partir de ese día me dejaron una amigaza.
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